13 julio 2013

El Niño del Portazgo

Cuento: El Niño de El Portazgo Erase una vez, como nos dice la leyenda en la Esquina del Convento, nació un niño, hace ya más de tres años, muy cercano a casa, a nuestra casa de Cieza. Se crió y fue desarrollando su día a día, como todos los niños de nuestra era, entre regalos y regalos, donde la tecnología siempre está presente, los chips y los microprocesadores campan por doquier, haciendo que los juguetes tengan vida propia, pero ¿qué vida?, la suya, claro, la de los juguetes, la que los mantiene en casa, junto a la “tele”, la consola o el ordenador, en su habitación confortable, sin hacer mucho ruido, para no molestar. Pero, hete aquí, que el niño me iba viendo cada semana, cada Sábado o Domingo, salir de casa con mi mochila, las botas de montaña, los bastones y mi gorro, o sombrero montañero, a lo “Indiana Jones”. Fue madurando poco a poco y solicitando nuevos regalos, pero diferentes: Mamá,
yo quiero un bastón, como el vecino Luis. Mamá, quiero una cantimplora para llevar el agua al monte, como Luis. Mamá, quiero ir al Monte con Luis, me ha dicho que me lleva con él, el Domingo. Así ha seguido creciendo, yo le he ido prestando atención y, les confieso una cosa, la experiencia con él, es muy enriquecedora; me ha proporcionado y sigue, momentos entrañables, compartiendo el bocadillo de atún, viendo cómo sube escalando a una roca “grande”, poniéndose literalmente “perdido”, de restregar su ropa contra la piedra, pero, alegre al conseguirlo y yo, yo tan feliz. Miren, hace poco, en Agosto, cumplió los tres años, le dieron otra vez, un montón de regalos y, todos, electrónicos y, entre ellos, un simple pero bonito plumier o estuche de colores, con forma de coche, de color rojo y, saben qué dijo: “Donde está el Mando”. ¡¡ Qué barbaridad!! Lo que más le gustó, fue el castillo de fuegos artificiales con que adornamos la fiesta y, un bastón, su bastón de montañero. Cada vez tiene más amigos, aunque es bastante independiente; le da por “escalar” todas las puertas con rejas que encuentra y,
no para de dar saltos, desde cada sitio con cierta elevación, que hay en su camino. Yo me encuentro muy feliz, al contribuir a desarrollar en él, ese Espíritu Libre que da la Montaña y, como decíamos ayer en la Reunión, es otra de las vivencias que me ha dado el monte. Y colorín colorado, éste cuento se ha acabado. Muchas gracias. P.D.: El niño se llama Rubén y es mi nieto. Cieza, 12 de Octubre de 2012. Luis Carlos Roldán. Secretario de la XXXIX Reunión y Marcha Nacional de Montañeros Veteranos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario